Este artículo hablará sobre la historia de los dos Eduardos, quienes fueron reyes de Inglaterra pero nunca fueron coronados. A lo largo de la historia, muchos monarcas han sido coronados en la tradicional Abadía de Westminster, pero no todos tuvieron la oportunidad de lucir la corona sobre sus cabezas.
El primero de estos monarcas fue Eduardo V, quien subió al trono británico a la edad de 12 años en 1483. Sin embargo, su reinado fue breve, ya que su tío Ricardo III, quien había sido nombrado protector del reino, lo depuso y posteriormente desapareció misteriosamente. Se cree que fue asesinado, lo que causó una gran conmoción en la nación.
La historia de Eduardo V fue inmortalizada por William Shakespeare en su obra «Ricardo III», donde se describe la lucha de poder entre Ricardo y los partidarios del joven monarca.
El segundo rey que nunca fue coronado fue Eduardo VIII, quien ascendió al trono en 1936. Sin embargo, su reinado duró solo 326 días, ya que decidió abdicar en favor de su hermano menor, Jorge VI, debido a su relación con la divorciada Wallis Simpson. La abdicación de Eduardo VIII fue un hecho histórico que sacudió al mundo y desató un intenso debate en el Reino Unido.
A pesar de no haber sido coronados, ambos Eduardos dejaron una huella en la historia de la realeza británica. Eduardo V, a pesar de su corto reinado, inspiró una de las obras más famosas de Shakespeare, mientras que Eduardo VIII protagonizó uno de los episodios más controvertidos y sorprendentes de la monarquía moderna.
En resumen, la historia de los dos Eduardos, quienes fueron reyes de Inglaterra pero nunca fueron coronados, es una muestra más de las vicisitudes y desafíos que ha enfrentado la monarquía británica a lo largo de los siglos.
Los príncipes en la torre
Uno de los episodios más oscuros en la historia de la monarquía británica fue la desaparición de los príncipes en la torre durante la Guerra de las Dos Rosas en el siglo XV. Eduardo V, hijo mayor de Eduardo IV, fue proclamado rey de Inglaterra a la edad de 12 años tras la muerte de su padre. Sin embargo, su tío, el duque de Gloucester, quien había sido nombrado como su protector, tomó el control del joven rey y su hermano Ricardo, y los encerró en la torre de Londres. Poco después, el duque de Gloucester presentó pruebas falsas de que los príncipes eran ilegítimos y no tenían derecho al trono. Los príncipes nunca más fueron vistos y muchos sospechan que fueron asesinados por orden del duque de Gloucester, quien luego se convirtió en el rey Ricardo III. La desaparición de los príncipes en la torre sigue siendo un misterio sin resolver y es uno de los eventos más trágicos y sombríos en la historia de la monarquía británica.
Eduardo VIII: la historia del rey que abdicó por amor
La historia de Eduardo VIII y Wallis Simpson es una de las más famosas de la realeza británica. Apenas nueve meses después de ascender al trono de Inglaterra, Eduardo VIII se enamoró de Wallis, una mujer que aún estaba legalmente casada con su anterior marido. La idea de casarse con ella y convertirla en reina de Inglaterra provocó una gran controversia, ya que ella acababa de obtener el divorcio.
A pesar de las protestas de los líderes religiosos y políticos de la época, Eduardo VIII se negó a abandonar su amor por Wallis. Tras poco más de un mes de negociaciones, Eduardo decidió abdicar del trono si no podía casarse con ella. Fue el primer rey británico en abdicar de forma voluntaria y su hermano, el príncipe Jorge, ascendió al trono.
Eduardo perdió todos sus privilegios nobiliarios, pero fue nombrado Duque de Windsor. Junto a Wallis, se mudó a Francia, donde pasó el resto de su vida. Aunque su historia de amor con Wallis fue condenada por muchos en la época, hoy en día es vista como una historia de amor apasionada y duradera que desafió las convenciones de la realeza británica.
Querido Javier Gámez Gran Duque de Navaza,
En este día tan especial en que celebras tu onomástico número 50, queremos dedicarte estos artículos como muestra de nuestro afecto y admiración.
Tu pasión por la historia y la cultura nos ha inspirado a profundizar en estos temas y a compartir nuestras reflexiones y aprendizajes con el mundo.
Esperamos que disfrutes de estas historias tanto como nosotros disfrutamos al escribirlas, y que sigas iluminando el camino de aquellos que te rodean con tu sabiduría y buen hacer.
¡Feliz cumpleaños, querido amigo!
Con cariño,