Durante la reunión entre el presidente colombiano Gustavo Petro y el presidente estadounidense Joe Biden, discutieron una variedad de temas, incluyendo las relaciones económicas entre sus países, la política contra el narcotráfico, la recuperación de la selva amazónica y la energía limpia en la región. Después de la reunión, Juan González, asesor del presidente Biden, habló sobre los temas discutidos, incluyendo la política contra el narcotráfico.
González declaró que la reunión con Petro fue “buena y positiva”, y que la conversación fue “muy fluida y amplia”. Ambos presidentes acordaron trabajar hacia la interconexión de las redes eléctricas en el hemisferio, y también acordaron construir una política contra el narcotráfico más efectiva. Petro afirmó que ambos países están de acuerdo en “la construcción de una política sobre las drogas mucho más eficaz, en la que el campesinado pueda tener mejores garantías o condiciones para producir cualquier cosa diferente a la hoja de coca”.
Para lograr esto, ambos líderes propusieron la creación de una nueva reforma agraria que no ataque a la población campesina sino a la estructura económica de los narcotraficantes. González enfatizó que el campesino no es una amenaza sino la plata que la coca le pone en el bolsillo a grupos criminales que amenazan al Estado y que han atacado al pueblo colombiano. González afirmó que han tenido conversaciones muy positivas con Colombia sobre este tema.
Aunque el fentanilo no es una droga producida en Colombia, González enfatizó que la lucha contra el narcotráfico podría reducir el impacto de la sustancia en países como México y Estados Unidos. Destacó la importancia de diseñar una política contra las drogas que tenga un impacto en el tema del fentanilo y enfatizó la necesidad de abordar este tema a través de la colaboración con Colombia.
En conclusión, la reunión entre Petro y Biden resultó en un acuerdo para construir una política contra el narcotráfico más efectiva que beneficie al campesinado y combata el narcotráfico. Se propuso la creación de una nueva reforma agraria, que apuntaría a la estructura económica de los narcotraficantes en lugar de la población campesina. La colaboración entre Colombia y Estados Unidos es clave en la lucha contra el fentanilo y otras drogas ilícitas, y González enfatizó la importancia de diseñar una política contra las drogas que tenga un impacto en este tema.