• Mar. Oct 1st, 2024

Chivas Y Crónicas

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“EL HOMBRE QUE CAE”, La Inmortal imagen del 11S

DEL TENIS A LA PASARELA de Nueva York, Y de la pasarela a la tragedia. Así se podría resumir la mañana que vivió el fotógrafo de la Associated Press RICHARD DREW, el 11 de septiembre de 2001, quien entonces tenía 54 años de edad y, como de costumbre, vestía con la elegancia que exigía el cubrimiento de eventos a los que sus jefes lo enviaban todos los días: Deportes y Moda.

Ese día, que se recordará como uno de los más fatídicos para la Humanidad, no solo cambió el curso de la historia para el resto del mundo, sino de una forma muy especial para el acreditado reportero gráfico, pues se hizo a la imagen considerada como “la más icónica” de cuantas se tomaron durante la tragedia, provocada por la explosión de las torres gemelas de Nueva York, cuando terroristas islámicos estrellaron dos aviones contra las paredes de las emblemáticas edificaciones de la Gran Manzana.

DREW captó de forma perfectamente oportuna, el momento en que un hombre va cayendo al vacío, luego de lanzarse desde uno de los pisos más altos de la segunda torre atacada, cuando se encontraba envuelta en llamas y el humo. Él mismo la tituló “El Hombre que Cae”.

Este miércoles 11 de Septiembre, a propósito del aniversario 23 de la tragedia, el reportero, ya sin pelo en la cabeza, y en un estado de vida laboral totalmente pausado y sin afanes, recuerda y relata ante sus colegas y amigos lo que ocurrió aquella mañana, la forma como el ataque terrorista cambiaría su vida para siempre, en lo personal y en lo profesional.

Richard Drew

Dice que después de cubrir el torneo de tenis de US Open en Queens, esa mañana comenzaba a trabajar en las coberturas de la “Semana de la Moda de Nueva York”, en el elegante Bryant Park, a pocas cuadras del
Empire State, en el Midtown. Recuerda que había tomado fotos en una pasarela sobre la que, por primera vez en ese mundo de las pasarelas, habían desfilado modelos embarazadas reales. Hasta ese momento, estaba enfocado en luces, looks modernos, peinados y sonrisas a cámara de modelos llegadas de todas partes del mundo.

Mientras conversaba con un camarógrafo de la cadena televisiva CNN, me enteré de que había habido una explosión en el World Trade Center. “Un avión chocó contra el World Trade Center”, dijo.

Enseguida, agregó, su teléfono sonó. Lo llamaba su jefe, pidiéndole que se dirigiera hacia allá lo más rápido posible, y de inmediato tomó su cámara y se dirigió a toda velocidad hasta Times Square, tomando el subte que lo llevaría hasta el corazón del distrito financiero, en el sur de la isla.
A los 16 minutos del primer impacto en la Torre Norte, otro avión había atravesado por el medio a la Torre Sur. El caos no solo se había desatado en la cima de los gigantes, también estaba abajo con la conmoción que había generado entre los neoyorquinos. Nadie entendía qué estaba sucediendo.

DREWD recuerda que no había cuando impactaron los aviones en las torres. Lo hizo más tarde. No sabía qué estaba sucediendo, como muchas personas que lo rodeaban. Por esas horas no se hablaba del secuestro de aviones comerciales por terroristas en pleno vuelo. En medio del gentío, en la calle, se enteró del segundo avión estrellado. Un oficial de Policía dijo “que el segundo avión era grande”. Todo en la calle era angustia, miedo, confusión, enojo. En ese momento el FBI cerraba el área.

El fotógrafo se dispuso a tomar sus primeras imágenes de los edificios envueltos en llamas, y rápidamente se percató de que la gente de los pisos más altos, los de la segunda torre, se asomaba a las ventanas. También se percató de la dirección en que soplaba el viento, por lo que decidió cambiar de lugar y evitarlo. A partir de ese momento, y según relató, de forma “instintiva” el fotógrafo de AP tomó la cámara y comenzó a registrar a la gente que saltaba hacia su muerte, tampoco sin entender por qué eso estaba sucediendo.

No sé si saltaron por elección o se vieron obligados a hacerlo por el fuego o el humo. No sé por qué hicieron lo que hicieron. Solo sé que tuve que grabarlo“. relató el fotógrafo.

El avión estrellándose contra la segunda torre

Muchos de los testigos que presenciaron esas espeluznantes escenas, detallaron que las personas que se tiraban,  tardaban 10 segundos en caer desde semejante altura y que, seguramente, no estaban inconscientes durante la caída, y que la muerte era inmediata. Muchos saltaron solos, otros lo hicieron en pareja y algunos en grupo.
Las estadísticas de Bomberos y Personal de Salvamento, estiman que durante esas horas de desesperación, unas 200 personas murieron de esa forma. No eran suicidas. Simplemente saltaron para escapar de las llamas o del humo que los acorralaba contra las paredes.
De hecho, las autoridades de Nueva York llegaron a la misma conclusión y tomaron una especial decisión, a a la hora de declarar oficialmente sus muertes.

Todas las víctimas fueron declaradas muertas por homicidio, causado por trauma contundente, excepto los secuestradores asesinos. Los que se vieron forzados a lazarse al vacío no fueron declarados muertos por suicidio“.