TAYLOR SWIFT le metió más espectadores al Santiago Bernabeu, de los que el Real Madrid podría meter en una final contra El Barca o una semifinal de la Champions. La cantante estadounidense llenó las graderías del mítico y remodelado estadio, y le metió casi un cuarto más a la cancha, en la noche de este miércoles de casi verano de la capital española.
Considerada por la Revista Time como la mujer más influyente de Estados Unidos, la bella artista entró, y parece que seguirá de largo, a la lista “De los Mil”. Los mil personajes multimillonarios cuya fortuna ya se cuenta en Trillones, no en billones ni millones.
Hay una cifra impresionante que habla de la magnitud de esta “Empresa” de piernas largas, ojos azules y talento: Su patrimonio, fortuna, ganancias diarias e ingresos por publicidad y conciertos, todo sumado, arroja números tan escandalosos como para que los expertos en estadísticas y riquezas ajenas estimen que el dinero que guarda en sus cuentas esta diva, equivale al Producto Interno Bruto de 35 países del mundo.
Dicho de otra forma, señor lector: Cada que usted respira, esta preciosura de piel blanquísima, carne y hueso, se embolsilla algo más de Un Millón y Medio de pesos colombianos. Es una máquina de fabricar billete, la Casa de la Moneda ambulante de un Banco de la República, que, dentro de poco, se podría quedar sin bóvedas donde guardar los billetes verdes y morados que vomita su éxito diario. Podría acostarse a dormir el resto de su vida, y el resto de su vida seguirá produciendo ganancias.
Boleta y Pañales desechables en mano
A propósito del concierto en el Estadio del Real Madrid, una de las recomendaciones que hicieron los organizadores, es que los asistentes (Mujeres y hombres por igual) lleven pañales desechables puestos, de tal modo que puedan orinar sin necesidad de ir al baño, porque se arriesgan a perderse segundos y minutos de verla en persona cantando uno de sus muchos éxitos, de los que encabezan las listas mundiales.
Dos días antes, los fans comenzaron a llegar al Estadio
Los organizadores, además, se comprometieron con la Empresa Real Madrid, a dejar en buenas condiciones esta mítica cancha por la que han pasado los más afanados, míticos y “extraterrestres” figuras del fútbol mundial. De ahí que lo primero que exigieron a la Empresa “TAYLOR SWIFT”, fue entregar las graderías en óptimo estado de limpieza y, concretamente, “Sin olor a orines”. Se sabe que, en varios de los conciertos de esta “Reina Midas” de la canción, las adolescentes prefieren orinarse sentados, antes de dejar de verla.
Miles de los espectadores, un gran porcentaje, llegaron desde diferentes países, incluso del mismo país de origen de la artista, donde la cantante se presenta con cierta regularidad. Muchos otros viajaron desde otros países europeos y algunos desde Suramérica. Pagaron cifras que oscilan entre los 5 y los 15 mil dólares o euros. Algunas empresas de turismo ofrecieron, desde finales del año pasado, “combos”: tiquetes, hospedaje y entradas.
Desde cuando se convirtió en celebridad, además de que millones de fans escuchan y tararean sus canciones cada minuto en cualquier rincón del mundo, se ha convertido también en una especie de referente social. La atrevida Tylor ha asumido posiciones políticas. Ya se ganó escaño en la sociedad joven norteamericana, donde su “Voz y voto” en este campo puede causarle estragos o bendiciones a hombres tan poderosos como ella.
La Venus que odia a Trump
Tiene fama de “odiar” a Donald Trump, pues públicamente ha dejado ver su animadversión hacia el exmandatario de su país. Se dice en voz baja, que si las elecciones fueran mañana, un mensaje en redes sociales de la SWIFT podría inclinar la balanza en favor de BIDEN, pues sus fans no solo la veneran sino que le creen y la siguen como borregos. Muchas y muchos estarían dispuestos a hacer por ella “lo que sea” para complacerla, incluso votar por quien diga.
A la cancha del Bernabeu saltó vestida como una “Venus” de BOTICELLI volviendo a nacer, rodeada de coloridas conchas gigantes, que casi la ocultaron de sus fans, antes de empezar a interpretar una de sus canciones a capela, sin orquesta detrás, y en medio de una locura de gritos, lágrimas y orines.