El pasado fin de semana, se llevó a cabo una acción de vandalismo en la entrada de la Universidad Nacional, en la ciudad de Bogotá. Un grupo de personas, supuestamente pertenecientes a un grupo revolucionario, destruyó los torniquetes que controlan el acceso a la institución, argumentando que así recuperaban la «autonomía universitaria».
Con esta acción de destrucción de los torniquetes en la entrada de la Universidad Nacional, los “revolucionarios” recuperaron la “autonomía universitaria” Estoy seguro que no entienden que es revolución, ni autonomía universitaria pic.twitter.com/gze8dOj8Gw
— Hugo Acero (@HugoASeguridad) February 24, 2023
Sin embargo, esta acción de vandalismo es un ejemplo claro de cómo la ignorancia y la falta de comprensión de los valores fundamentales de la universidad pueden llevar a actos violentos e irresponsables.
La autonomía universitaria es un principio fundamental de las instituciones educativas, que les permite tomar decisiones sin la interferencia del gobierno o de otras instituciones. Esto significa que la universidad tiene la libertad de diseñar su propio plan de estudios, de establecer sus propias políticas y de elegir a sus propios líderes sin la intervención externa.
Sin embargo, la autonomía universitaria no significa la libertad de hacer lo que uno quiera dentro de la institución, mucho menos justificar actos violentos y vandálicos. La universidad es un espacio para el aprendizaje, la reflexión y el intercambio de ideas, no para la destrucción y el caos.
La revolución, por su parte, es un proceso de cambio profundo y transformación social que busca superar las desigualdades y las injusticias. Sin embargo, no puede ser una excusa para la violencia y el vandalismo. La revolución verdadera implica el diálogo y la construcción colectiva de soluciones a los problemas sociales, no la imposición violenta de una idea.
Es importante que los estudiantes y líderes universitarios comprendan la importancia de la autonomía universitaria y de la verdadera revolución, y que promuevan un ambiente de diálogo y de construcción colectiva de soluciones a los problemas sociales. La violencia y el vandalismo solo generan más violencia y dañan la imagen de la universidad como espacio para el aprendizaje y la reflexión.
En conclusión, la destrucción de los torniquetes en la entrada de la Universidad Nacional es un ejemplo de cómo la ignorancia y la falta de comprensión de los valores fundamentales de la universidad pueden llevar a actos violentos e irresponsables. La autonomía universitaria y la verdadera revolución implican el diálogo y la construcción colectiva de soluciones a los problemas sociales, no la imposición violenta de una idea. Es necesario que los líderes universitarios promuevan un ambiente de diálogo y de construcción colectiva de soluciones, y que rechacen la violencia y el vandalismo como medios para lograr los objetivos sociales.