SALVATORE MANCUSO, como estaba previsto y como lo temían el uribismo y la Derecha Colombiana, soltó la lengua y prendió «El ventilador» de sus secretos, que atan su pasado criminal con agentes del Estado colombiano, funcionarios públicos, políticos, empresarios, oficiales de las FFMM, expresidentes de la República y hasta periodistas que le sirvieron de megáfono a las causas paramilitares.
El máximo exjefe paramilitar vigente, habló desde una cárcel de Virginia, Estados Unidos, ante la magistrada HEIDY PATRICIA BALDOSEA de la JEP, durante una audiencia de más de 10 horas, transmitida en directo por la misma Jurisdicción Especial para la Paz. Mancuso paga condena en esa prisión, luego de ser extraditado a ese país, durante el gobierno de ÁLVARO URIBE VÉLEZ.
«Chivas y Crónicas» publica textualmente los apartes más relevantes de la confesión del delincuente, en el entendido de que se trata de una primera parte de varias comparecencias que tendrá ante ese tribunal de Justicia, de donde se espera salgan compulsas de copias contra los encopetados personajes por él mencionados, para que sean investigados penalmente, incluso por tribunales internacionales, pues en varios temas tocó delitos de Lesa Humanidad que rayan con el DIH.
Los primos de las FM
El jefe paramilitar explicó que su relación con las Fuerzas Militares y la Policía, fue de tal cercanía, que cariñosamente los oficiales lo llamaban «Primo», como una forma de hacerlo sentir «en familia», especialmente cuando él personalmente comandaba los operativos militares con los oficiales del Ejército y de la Policía, quienes en esos eventos, prácticamente, se convertían en sus subalternos.
«Entre todos nosotros nos llamábamos ‘primos’ porque éramos una sola familia. Estábamos aliados en una lucha contra el enemigo interno: la guerrilla»
Mancuso se refirió a una ocasión en que comandó conjuntamente: «Dos contraguerrillas de la compañía Ballestas al mando del capitán Sánchez y del teniente Camelo, una contraguerrilla del batallón Junín y otro grupo bajo mi mando», dijo.
«En medio de esa operación se produjo el secuestro de 2 ciudadanos suecos, «entonces me llama el comandante de la Brigada y me dice: ‘Salvatore, necesitamos sacarte de ahí urgente y vengas a ayudarnos a planificar la operación de rescate de los ciudadanos suecos'», relató Mancuso
Y agregó: «En la Brigada 17 los recibió el mayor Quiñones, comandante de la compañía Ballestas. Y el comandante de la Brigada 11 gestionó para trasladarlos a la base de Tierralta. Allí lideró el plan de rescate de los ciudadanos suecos usando planos de fuerzas especiales americanas. En medio de ese combate lo extrajeron en helicóptero con la tropa que estaba bajo su mando, relató Mancuso.
Luego, explicó que fueron trasladados a la Brigada 17 a pesar de que iban vestidos de guerrilleros, porque «nos hacíamos pasar por guerrilla, para mezclarnos», dijo.
Pachito Santos el «conspiretas»
Uno de los capítulos de la confesión de Mancuso que más ha impactado en la opinión pública, es el señalamiento directo al exvicepresidente uribista FRANCISCO SANTOS, proveniente de una de las familias más ricas y poderosas del país, como quiera que fue durante décadas la propietaria del otrora influyente periódico «El Tiempo», el más leído y vendido de esa época.
MANCUSO relató la forma como «PACHITO» lo buscó, primero a él, y luego al asesinado líder de las AUC CARLOS CASTAÑO, para proponerles la creación del temible y sangriento BLOQUE CAPITAL de los paramilitares, para que operar en Bogotá y poblaciones cercanas a la capital, en el entendido de que las FARC planeaban meterse a la zona urbana a cometer actos terroristas y secuestros.
Este Bloque paramilitar., en efecto, se organizó y operó, dejando una estela de crímenes y asesinaros selectivos en la capital, especialmente en las zonas industriales y alto comercio, imponiendo el régimen de las llamadas «limpiezas sociales», en sectores como los «San Andresito» y prestando seguridad en exclusivos condominios, fincas de descanso y haciendas de familias poderosas y solventes del país, en la sabana de Bogotá.
Mancuso, asesor periodístico de El Tiempo
SALVATORE MANCUSO reveló un hecho hasta ahora desconocido por la opinión pública, y es que el mismo PACHO SANTOS lo llevó a Bogotá y lo invitó a la sala de Redacción del Periódico El Tiempo, donde el capo criminal dio charlas de asesoría a los periodistas que cubrían temas de orden público y procesos de paz.
«Hubo varias reuniones con él (Francisco Santos). Estuvo en Córdoba reunido con Carlos Castaño. Me invitó a Bogotá al periódico El Tiempo a explicarles a los editorialistas el enfoque de autodefensas en la lucha contra la subversión», agregó Mancuso.
Mancuso confirmó que en Bogotá, «Francisco Santos vino en representación de la oligarquía colombiana en la capital que estaban preocupados la presencia de las Farc cerca a Bogotá. Hasta sugirió el nombre de Bloque Capital. Eso fue entre 1997 y 1998. Hubo varias reuniones con él (Francisco Santos). Estuvo en Córdoba reunido con Carlos Castaño. Me invitó a Bogotá al periódico El Tiempo a explicarles a los editorialistas el enfoque de autodefensas en la lucha contra la subversión», agregó Mancuso.
Y luego soltó la siguiente frase, para documentar y darle credibilidad a su cercanía con PACHO SANTOS y la abnegada ayuda que recibió del periodista al causa paramilitar:
«Pedimos que nos apoyaran en caso de que la guerrilla llegara a coparnos. Francisco Santos escribió un editorial exaltando esta operación», dijo Mancuso.
Este portal encontró en archivos periodísticos de esa época la columna a la que el jefe paramilitar se refiere, y en la que, en efecto, el periodista SANTOS hace un llamado y justifica la necesidad de que se adelante una campaña antisubversiva en Bogotá.
Impusimos la Pena de Muerte
Mancuso dijo que podía referirse al caso del secuestro de Leonor Palmera, la hermana de Ricardo Palmera, alias ‘Simón Trinidad’. Relató que allí, la Convivir bajo su mando, contó con apoyo del Ejército, a través del general Iván Ramírez Quintero, y de la Policía, que los escoltó.
La magistrada Baldosea preguntó a Mancuso cómo funcionaba el proceso previo de coordinación a partir de trabajo de inteligencia. Mancuso dijo que recibían fotos e información de quienes el Ejército consideraba que eran colaboradores o aliados de la guerrilla.
«Esa arma de la infamia y la estigmatización de la guerra en Colombia nos llevaba a recibir los informes como una verdad incontrovertible. Y eso convertía automáticamente a las personas en objetivo militar y en la pena de muerte», dijo Mancuso.
La magistrada BALDOSEA pidió a Mancuso que relatara si hubo otros casos en los que existiera una coordinación para cometer ejecuciones extrajudiciales que luego fueran presentadas como bajas en combate por la fuerza pública.
«Su señoría, muchísimas», respondió Mancuso.
Ríos de sangre
Uribe y su vice, en épocas de los Falsos Positivos
Libreta de apuntes en mano, MANCUSO empezó a relatar con nombres propios y fechas y lugares, a las víctimas de sus atroces crímenes, todos ellos ejecutados de la mano de altos oficiales y, en algunos casos, monitoreados por ellos o con información entregada por esos oficiales y uniformados, cuyos resultados operacionales luego entregaban al Gobierno, como exitosas cifras de guerrilleros dados de baja en la lucha contra la subversión.
«El comandante Camilo, Armando Pérez, en el Catatumbo, en 1999, ejecutó a cuatro víctimas: Néstor Campo Sánchez, Alfonso Álvarez, Diomar Barros Vega y una persona sin identificar. Fueron entregadas al teniente Daladier Rivera Jácome y los legalizó como bajas en combate»: Mancuso.
«En Campo Giles, en 1999, se entregaron tres guerrilleros muertos en combate y el Ejército los reportó como miembros del Bloque Catatumbo para bajarse la presión que tenían», señaló Mancuso sobre otros hechos de ejecuciones extrajudiciales.
La magistrada le pidió a Mancuso grados, cargos, rangos, funciones y fechas relacionadas con la coordinación de la presentación de esas falsas bajas en combate.
«De generales para abajo».
A renglón seguido, prometió entregar los nombres a la Sala, con fechas concretas y coordenadas de esas operaciones de los llamados «Falsos Positivos» cometidos durante el gobierno URIBE.
Mancuso agregó que son múltiples los hechos en los que hubo coordinación con mandos militares y que puede referir a la JEP. «Por ejemplo, la masacre de Pichilín. Nos reunimos con el mayor Parra, que era comandante de la Sijín de Sincelejo. Con el coronel Díaz Granados y el mayor Cárcamo, nos reunimos para coordinar el rescate de un ingeniero de la empresa Ocensa.
La Justicia a sus pies
MANCUSO también confirmó que se hacían alteraciones de antecedentes penales, es decir que infiltraron los órganos de control y sus sistemas de antecedentes en el DAS, la Policía y la misma Fiscalía.
«Todo el mundo sabía quién era yo. Las instituciones se encargaban de velar para que yo no tuviera órdenes de captura», señaló
Asimismo, describió el modo en que se llevaba a cabo el ingreso legal e ilegal de armas.
«Los traíamos en barcos por el puerto de Banadex en Urabá y había que hacer las coordinaciones con Ejército, Infantería, la Armada y la Policía. Chiquita Brands y todas las bananeras, Banadex, Banacol, hicieron parte de los tres centavos de dólar que se recibían a través de convivires y de ellos se dedicaban un centavo a la fuerza pública, uno a las autodefensas y otro a las Convivir», dijo Mancuso
Explicó que, bajo la lógica de activar la economía a través de la seguridad, ese objetivo derivó en la solución de otros problemas de la población: «Ahí se empieza a legitimar el discurso político de las autodefensas porque los políticos cargaron esa responsabilidad a las autodefensas».
Incluso, narra la forma como recibió ayuda personal de los exdirectores de la Policía Nacional, generales ROSSO JOSÉ SERRANO y ÓSCAR NARANJO, quienes en una ocasión intercedieron para que MANCUSO y JORGE CUARENTA, jefe del Bloque Norte, fueran liberados luego de haber sido capturados por la Policía por haber herido a un campesino, cuando se desplazaban hacia la Guajira a reunirse con el gobernador KIKO GÓMEZ para crear allí un grupo autodefensa.
Mancuso señala que él, personalmente, llamó al teléfono del general SERRRANO para pedirle que los dejaran libres y no fuera procesados por ese delito, como en efeto ocurrió.
El Estado infiltrado
Luego, el jefe paramilitar explica en detalle la forma como se fueron apoderando de la política nacional, empezando por los cargos de elección popular de pueblos y regiones apartadas, hasta llegar a las curules del Congreso, pasando por asambleas y otras corporaciones.
«Así empezamos a hacer elegir concejales, alcaldes, gobernadores, congresistas y llegamos incluso a incidir en elecciones presidenciales (…) con la negociación del Caguán del gobierno Pastrana, la misma oligarquía colombiana pedía la creación de grupos de autodefensa».
Esta revelación coincide con la que él mismo había hecho años atrás, cuando confirmó que los paramilitares llegaron a tener entre el 35 y el 40 porciento de representación en el Congreso de la República. De hecho, varios congresistas elegidos por las AUC, fueron condenados por la Corte Suprema, luego de confesar sus alianzas criminales.
«Vinieron solicitudes del Cesar a través de Jorge Gnecco y de varios ganaderos del Magdalena; en los Montes de María, Jorge Visbal Martelo, que era en ese momento presidente de Fedegán, y del entonces presidente de Fenalco, Sabas Pretelt de la Vega», dijo Mancuso
Postobón, Bavaria, Coca Cola, Ecopetrol…
En el capítulo «Empresas», el jefe paramilitar reiteró que recibieron apoyos económicos y pagos de las principales empresas del país y de algunas multinacionales, dinero que les sirvió para comprar y traer a Colombia el poderoso armamento con el que se enfrentaban a la guerrilla y con el que cometieron las masacres de civiles más impresionantes de la historia.
«Casi 200 empresas bananeras apoyaron con 3 centavos de dólar a las autodefensas a través de la Convivir Papagayo. Esto lógicamente sumó millones de dólares. Por allí ingresamos también armamento: cerca de 8 mil fusiles por Urabá y millones de cartuchos», dijo Mancuso
Y agregó:
«Y sobre el relacionamiento con otras personas jurídicas o empresas, que hicieron parte de ese relacionamiento con las Convivir en esta región, estaban «Postobón, Bavaria, Coca Cola y el mismo Ecopetrol».
Explicó que las armas de las Convivir eran legales y las entregaba la Industria Militar (Indumil).
«Se entregaban a través de las brigadas o incluso en el mismo Indumil. Yo fui a Indumil, Bogotá, en la Avenida El Dorado, a recibir armamento de la Convivir Horizonte», puntualizó Mancuso. De otro lado, Mancuso confirmó que «más de una docena de comandantes de autodefensas tuvimos convivires. Pero no necesitábamos tampoco tener demasiadas sino promover que otras personas las crearan y fueran punto de apoyo de nuestra expansión, como Jorge Gnecco».
JORGE GNECCO es el patriarca del llamado «Clan Gnecco» del César, una poderosa familia que domina las elecciones de la llamada Costa seca, con influencia en Córdoba y Cesar, principalmente. Es el suegro de la expresentadora VICKY DÁVILA, directora de la derechista revista SEMANA.